sábado, 26 de octubre de 2013

TROVADORES

TROVADORES.-
 
 

 A. Rico
Se conocen con este nombre a los poetas-músicos (hoy se llamarían cantautores) de las regiones meridionales de Francia - Provenza y Aquitania - que se expresaban en la "langue d'oc" (occitano). Esta lengua de "oc" hace referencia a la partícula afirmativa del mismo nombre y debe a los trovadores el hecho de ser una de las primeras lenguas vernáculas que llegaron a tener un estilo literario propio. En la actualidad aún se habla, ligeramente modificada, en el Languedoc, la Provence, el Limousin y la Auvergne.
Mari Carmen Gómez (2008), autoridad indiscutible en el tema presente escribe: "Se entiende por trovador todo artista de entre fines del siglo XI y fines del XIII capaz de crear la letra y música de sus canciones". Los límites cronológicos están representados por el primer trovador del que se tiene noticia, Guillem de Poitiers, duque de Aquitania (1071-1126) y por el último, Guiraut Riquier(? - 1292),que estuvo al servicio de Alfonso X "el Sabio". El vocablo trovador se deriva del occitano "trobar" , que significa saber encontrar "sons e motz" (sones y palabras), etimología que expresa muy bien el trabajo de estos poetas-músicos descubridores de nuevas maneras de expresar las emociones humanas por medio del canto. Según Zuchetto (1999), los trovadores recorrían una buena parte de Europa: Francia, España (Cataluña y Aragón), Portugal, norte de Italia, Sicilia, Cerdeña, Malta, Alemania y Hungría, llegando hasta Oriente Medio.

Los primeros modelos musicales de los trovadores parecen haber sido los "versus" de la escuela limusiña, piezas independientes de la liturgia que componían los monjes de San Marcial de Limoges para aumentar la piedad de los fieles. Más tarde, el lenguaje musical de los trovadores fue adquiriendo flexibilidad al enriquecer sus posibilidades de acuerdo con el texto poético correspondiente. Dentro de su repertorio cabe distinguir dos tipos de canciones:
a) Líricas, expresión de un modo personal e íntimo. Este tipo está representado, casi exclusivamente, por la "cansó" , canción de temática amorosa en la que se refleja la teoría y práctica del "amour courtois", donde, bajo la influencia del culto mariano, se asiste a la sublimación de la mujer y de las virtudes femeninas. El amor ideal se encuentra siempre fuera del matrimonio, pues éste significa sólo la unión de los cuerpos, mientras que el "amor" , considerado como Eros supremo, es el impulso del alma hacia la unión luminosa, más allá de todo amor posible en esta vida. Por eso el amor supone castidad: "E d'a mou castitaz ", canta el trovador tolosano Guïlhem Monhagol. Este tipo de amor incluye también un ritual: el "domnei" o "domnoi" , vasallaje amoroso mediante el cual el poeta gana a su dama por la belleza de su homenaje musical y le jura eterna fidelidad, como hacían los vasallos a su señor y soberano. En prenda de amor, la dama daba a su paladín un anillo de oro y un beso en la frente. En adelante, los amantes estaban vinculados por las leyes de la "cortezía": el secreto, la paciencia y la mesura, que no son virtudes sinónimas de castidad, sino de moderación. Así, el hombre se declara "sirviente" de la mujer. Este culto a la mujer fue decisivo para el enriquecimiento del lenguaje musical. Mientras la música eclesiástica se debía a la austeridad y gravedad de sus motivos generadores ignorando el elemento femenino, el arte de los trovadores incorporó a su discurso notas de dulzura, gracia, ternura y delicadeza, que no perdieron nunca.
b) narrativas, expresión de sucesos impersonales, reales o imaginarios. En el grupo de canciones narrativas hay que incluir:
- el sirventés, poema de circunstancias y de crítica social.
- el planti, deploración fúnebre, derivada del "planctus"
- la tensó, canción en forma de debate.
- la cansó de cruzada, invitación a participar en la "guerra santa".
Las características que hemos descrito anteriormente no fueron invariables; a veces, la pasión amorosa se expresaba con una ambigüedad consciente en términos de un erotismo descarnado. Así, nos encontramos temas como la inocencia de las primeras emociones apasionadas e historias detalladas en torno a la seducción física. Este aspecto erótico de la lírica occitana cuenta con un ilustre precedente: Pierre Abelard (Abelardo) (1079-1142), clérigo, poeta y compositor francés que llegó a ser abad del monasterio bretón de Saint Gildes-en-Ruys y autor de un "Himnario" - cuyas melodías no han podido ser interpretadas a causa de la confusa notación empleada - y de muchas canciones dedicadas a su amada Eloísa que, desgraciadamente, se han perdido. Por otra parte, junto a trovadores de gusto refinado, que fueron la gran mayoría, hubo otros cuyo lenguaje resulta provocativo. Casos como el de dos autores anónimos de un manuscrito encontrado en San Juan de las Abadesas, si no son excepcionales, al menos sí llaman la atención. En el relato de uno de ellos se glosa el abandono de una mujer por parte de su pareja para marcharse con una "joveneta"; la otra historia describe una orgía sexual en un monasterio masculino.
Pero, sin duda, lo más socialmente llamativo del movimiento trovadoresco fue una nueva consideración de la mujer. Y es que en unos pocos años nace una visión de la mujer contraria a las costumbres tradicionales; se ve elevada por encima del hombre, en cuyo ideal nostálgico se convierte (Rougemont, 1956). Ahora bien, ese nuevo concepto,¿surge de una inspiración colectiva repentina? Es difícil de aceptar y, además, en cualquier caso, ¿por qué apareció en un momento histórico concreto y en una zona geográfica determinada? Una hipótesis sería pensar en una causa histórica precisa. En ese caso, ¿cuál sería esa causa? y ¿por qué continúa oscura hoy?.
Se han propuesto varias ideas: En primer lugar, la poesía provenzal parece en contradicción absoluta con las condiciones en que nació. No refleja en modo alguno la realidad, puesto que la situación de la mujer en las instituciones feudales del sur de Francia no era menos secundaria y dependiente que en otras -áreas de Europa (Jeanroy, 1924 y 1934). Este autor relacionó el origen de la retórica cortés con el misticismo de ciertos autores árabes. Hubo algunos investigadores que descubrieron semejanzas entre la lírica árabe y la provenzal y otros llegaron a opinar que la poesía latina de los siglos XI Y XII podía haber proporcionado modelos, argumento dudoso ya que los trovadores, incluso los nobles, carecían de la formación cultural necesaria. Hace exactamente un siglo (1909), Wechssler apuntó posibles influencias neoplatónicas.
A pesar de todo, debemos de confesar que, hasta hoy, no se ha formulado una hipótesis absolutamente convincente que explique la aparición del arte trovadoresco. Denis de Rougemont, en su obra "L'amour et l'Occident" (1956), destaca un hecho histórico que apareció en Provenza durante el siglo XII: la herejía cátara, que representó para la Iglesia un peligro tan grave como el arrianismo; sabemos que tuvo millares de fieles secretos hasta, por lo menos, laReforma protestante del siglo XVI y ello a pesar de la sangrienta cruzada de exterminio emprendida en el siglo XIII por el papa Inocencio III y el rey de Francia. En realidad, fue un problema religioso que se convirtió en pretexto político (Mestre, 1998). La historia fue la siguiente: Felipe Augusto II, hijo de Luis VII, y el papa Inocencio III (1198-1216) acordaron desencadenar una cruzada doméstica para anexionar Aquitania a Francia y, de paso, aplastar "piadosamente" la herejía albigense. En el mismo año (1244), los cristianos perdieron Jerusalén y los ejércitos francos rindieron Montsegur, último reducto cátaro. En 1271, Occitania pasó a formar parte de la corona de Francia.
Hoy se cree que el origen de la herejía albigense puede situarse en las sectas neomaniqueas de Asia Menor, en la iglesia bogomilista de Dalmacia y Bulgaria (pope Bogomil, siglo X) y en las grandes corrientes gnósticas, a su vez muy influídas por las doctrinas dualistas de Mani. En realidad, la religión cátara se ha desconocido hasta bien entrado el siglo XX, ya que la Inquisición tuvo buen cuidado de destruir todos los tratados doctrinales y libros de culto de los herejes. Ahora bien, ¿se debe considerar a los trovadores, creyentes de la iglesia cátara y, por tanto, reos de herejía? No disponemós de pruebas suficientes, pero hay que reconocer que esta tesis fue presentada ya en 1934, por Otto Rahn.
La nómina de trovadores es muy extensa, por lo que sólo citaremos los más importantes:
- Guillermo IX de Aquitania (1071-1127).
- Bernat de Ventadorn (?-1194), oriundo del Limousin, de linaje pobre, pues era panadero del castillo de Ventadorn. Compuso bellísimas canciones en las que declaraba su amor a la vizcondesa; lógicamente, tuvo que emigrar.
- Folguet de Marselha (1160-1230), hijo de un mercader genovés llamado Anfós. Se enamoró de la esposa de su señor de Marsella, que murió sin consentir en otorgarle ningún favor amoroso. Luego, ingresó en la orden del Císter con su mujer y sus dos hijos, fue abad y, finalmente, obispo de Tolosa.
- Guilhem de Cabastanh, caballero del Rosellón, que fue muerto por el esposo de su amada.
- Peire Vidal (1180-1205).
- Arnaut Daniel (1180-1200).
- Raimbaut de Vaqueiras (1180-1205).
- Gaucelm de Faichit (1170-1205).

En los territorios de la corona de Aragón (M.C. Gómez, 2008) destacan tres trovadores:
- Berenguer de Palou, del que se conocen 12 poemas, 8 de ellos con se correspondiente melodía. Era catalán del Rosellón y trovó canciones a su amada Ermesen de Avignon.
- Raimon de Miraval, natural de Cascasonne, del que se conocen 22 canciones completamente musicadas.
- Guiraut de Riguier (1230-1300), del que se conoce su obra poética íntegra: un centenar de poemas.

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