La transición al estilo gótico en la iconografía mariana está señalada por la humanización de Santa María. Las estatuas van perdiendo su carácter rígido y hierático y la Virgen va dejando de ser una matrona entronizada para aparecer más bien como doncella de gran belleza, muchas veces de pie, medio ladeada y sonriente.
La Virgen, cuyo papel en la época románica era de trono de la sabiduría, va pasando a ser la intercesora de la humanidad por excelencia. De la Virgen en el período gótico dice Henry Adams: "María concentraba en sí misma toda la rebelión del hombre en contra del destino, toda la protesta contra la ley divina...en la Virgen el hombre había encontrado una puerta de escape" (6). De la Virgen gótica dice Manuel Trens: "Su omnipotencia suplicante. ..capaz, según la credulidad medieval de los fieles, de tergiversar los planes y veredictos del mismo Dios y de arrancar las almas de las mismas entrañas del infierno, inspiró a la humanidad. ..confianza y optimismo. ..Sus devotos llegaron a malgastarse el alma, seguros de poder jugar esta última carta de María en el momento de rendir cuentas" (7).
A este concepto de la Virgen responden los Milagros, 2, 3, 6, 7, 8, 10, 11 y 21. En el Milagro 2 Santa María logra arrancar el alma del sacristán fornicario los diablos y consigue que Cristo lo resucite para que el sacristán pueda arrepentirse, confesar y hacer penitencia. En el Milagro 3 el clérigo que, según Berceo era "tiestherido" y estaba "embebido en vicios seglares", murió fuera del convento y fue soterrado lejos, pero como era devoto de la Virgen, ésta logró que exhumaran su cadáver de cuya boca brotaba una flor maravillosa como si hubiera muerto en olor de santidad. En el Milagro 6 María salva al ladrón de morir, aún cuando cuelga ahorcado por tres días, y de ser degollado después. En el Milagro 7 la Virgen vuelve a lograr que Cristo resucite a un pecador devoto suyo para darle la oportunidad de arrepentirse. Santa María también ayuda a la abadesa encinta -Milagro 21- de modo que da a luz milagrosamente y se salva del castigo del obispo.
La conducta de la Virgen en muchos de los milagros es ilógica, poco razonable, impetuosa, es decir, lo que se consideraría como comportamiento femenino típico. No siempre se toma en serio su ira:
...siempre pïadat traes maguer eres sannosa.
La duenna piadosa qe fue ante irada
fue perdiendo la ira e fue más amansada;
perdonólis la sanna qe lis tenié alzada,
La Virgen en acción es casi siempre una Virgen gótica que está más cerca de hablar y actuar como una mujer y -de clase baja- que como la Reina del Cielo. En el Milágro 2 la Virgen les dice a los diablos: "Con esta alma, foles, -diz- non avedes nada..." (89b). En el Milagro 9 se le aparece al obispo que ha suspendido al clérigo simple de decir la misa de Santa María, que es la única que sabe decir, y le increpa de manera muy humana:
Díxoli brabamientre: "Don obispo lozano,
¿contra mí por qe fust tan fuert e tan villano?
Yo nunca te tollí valía de un grano,
e tú hasme tollido a mí un capellano (229).
El qe a mí cantava la missa cada día,
tú tovist que facié yerro de eresía;
judguéstilo por bestia e por cosa radía,
tollístili la orden de la capellanía (230).
Si tú no li mandares decir la missa mía
como solié decirla, grand qerella avría,
e tú serás finado hasta 'l trenteno día,
¡desend verás qé vale la sanna de María!" (231)
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