El Camino de Santiago fue y es un programa o proyecto catequético de perfeccionamiento espiritual y de salvación. Caminar, peregrinar no sólo es un elemento esencial en las formas de comportamiento de los hombres medievales, sino que, sin duda, en el origen tiene una clara base conceptual y religiosa. La carga de esfuerzo que ...tenía el viaje se interpretaba de manera inevitable como un sacrificio, una ofrenda que presentar en homenaje a Dios. Pero también, sin duda, el Camino de Santiago es la más extraordinaria manifestación de un plan estratégico de ordenación de un territorio basado en unos sentimientos, en unas creencias y en unos componentes culturales que buscaban unas señas de identidad: cristianos frente a musulmanes. Así pues, el Camino de Santiago, se constituyó en una idea religiosa y un proyecto político, y resultó un espacio físico y una empresa en la que se penaba, se comerciaba, se amaba y se vivía. El Camino de Santiago, sometido desde su origen a la voluntad de clérigos, obispos, papas y reyes, trasciende y sobrepasa su función de vía comunicación hasta llegar a ser una forma de organizar y desarrollar la vida. Todo él se llenó de vida, con lo que cada uno de los tramos de ese camino y la ruta en su integridad se convirtió en un continente de cultura y en un producto cultural. Por haber sido desde el principio un espacio lleno de vida y un espacio para vivir, a los valores naturales del territorio que atraviesa y a los valores tangibles materiales, fruto de la tan dilatada y concurrida presencia humana, en el Camino de Santiago hay que añadir los valores patrimoniales de carácter intangible asociados a la expresión de las creencias religiosas y de las formas de vida de los peregrinos. Así, el bien patrimonial Camino de Santiago, debe ser considerado como una especie de palimpsesto, en el que "se hacen carne" y se superponen unas sobre otras, sin llegar a anularse mutuamente, diferentes escrituras o textos de lenguajes distintos (lingüístico-literario, musical, plástico...), y diferentes bienes patrimoniales de tipología diversa (naturales y culturales). Es, pues, un bien patrimonial complejo que tiene un aspecto de "hojaldre", en el que cada lámina o "capa" de este hojaldre tiene su causa y su cuándo; cada "hoja" tiene su textura y cualidad, y en el que todas juntas encuentran sentido y confieren sentido al todo. En el Camino de Santiago se dan cita realizaciones de diferentes sistemas de comunicación o de diferentes lenguajes, que buscan su punto de encuentro en unos mismos tópicos o argumentos. Se conforman así lo que podemos denominar unos signos culturales que tienen un mismo significado o contenido y diversos significantes o expresiones. Estamos, pues, ante una especie de sinonimia entre signos -cuyos significantes son palabras, música, miniaturas o piedra tallada- que tienen como referente la misma realidad. Pero a diferencia de la sinonimia de los signos lingüísticos, que sólo es analizable entre signos que mantienen una relación "en ausencia" y que, por lo tanto, se excluyen unos a otros en la formulación concreta de un mensaje, la sinonimia de estos signos culturales del Camino, se hace evidente entre signos que están relacionados "en presencia", y cuya coexistencia en el mismo mensaje enfatiza y potencia el significado común.
Vamos a ver un ejemplo -la peripecia de un peregrino jacobeo-comentando los diferentes significantes o soportes de un signo cultural y los distintos y superpuestos significados o elementos intangibles o inmateriales: una historia (significado 1), una finalidad moralizante (significado 2) y un valor laudatorio (significado 3).
Las leyendas, hechas de palabras, viajan con los hombres que las cuentan y que las saben.
Desde los territorios europeos de más allá de los Pirineos, accedieron a la Península Ibérica relatos de milagros, con localización de lo más variada, leyendas populares y creaciones épicas y líricas. Todos estos cuentos eran recitados o, mejor, cantados: la oralidad como soporte. Y sobre este patrimonio cultural inmaterial debe arrojar mucha luz el conocimiento de la Historia de la Literatura y de la Musicología.
Nuestra referencia va a ser ahora la historia conocida como la "del peregrino a Santiago que fue engañado por el diablo". Es una narración que tiene una inequívoca relación con el Camino de Santiago sin cuya existencia no se hubiera elaborado, es de carácter intangible y fue contada y cantada en distintos momentos históricos, en diferentes lenguas y con diversas finalidades.
Un hombre sencillo y vulgar se pone en camino para visitar la tumba del Santo por el que sentía gran devoción. El día en que se ponía en camino hacia Compostela, en vez de hacer vigilia, se fue con malas compañías (femeninas). Empezó el camino sin arrepentirse y sin confesión, y, al rato, se le apareció el demonio disfrazado de Santiago. Éste le recrimina su acción y le pone en penitencia que se corte aquello con lo que pecó. El simple peregrino, dicho y hecho. ¡El pobre murió desangrado! La historia sigue y vemos que el verdadero Santiago se encuentra con los diablos que se llevan el alma del peregrino crédulo y disputa con ellos. Finalmente acuden todos al juicio de Santa María quien, al oír el engaño, sentencia volver a la vida al desdichado y mutilado caminante, para que cumpla penitencia por sus pecados.
Esta narración, escrita en latín con un fin propagandístico -pues se trataba de valorar y de difundir los poderes taumatúrgicos del apóstol Santiago-, aparece prosificada en el Codex Calixtinus (Moralejo, Torres, y Feo, 1992) atribuido a San Anselmo de Cantorbery. Aparece, también escrito en latín, en un códice del s. XII de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada (España), y se copia asimismo en otro conocido repertorio medieval como La leyenda dorada de Jacobo de la Vorágine (Macías, 1987), donde el relator es Hugo, abad de Cluny.
Con fines laudatorios y catequéticos, la misma trama argumental atribuida otra vez a san Hugo, abad de Cluny ("Sant Ugo lo scripso, de Grunniego abbat") es la que plasma Gonzalo de Berceo en el número 8 de sus Milagros de Nuestra Señora (Gerli, 1988). El poeta riojano cuenta, en roman paladino -es decir, en castellano-, que Guiralt decide ir en romería a Santiago: "Un fraire de su casa, Guiralt era clamado, / ante que fuesse monge era non bien senado: /facié a las debeces follía e peccado, / como omne soltero que non es apremiado. / - / Víno l en corazón do se sedié un día / al apóstol de Espanna de ir en romería; / aguisó su facienda, buscó su compannía, / destajaron el término cómo fuessen su vía. / - / Quando a essir ovieron fizo una nemiga: / en logar de vigilia yogó con su amiga. / Non tomó penitencia como la ley prediga, /metióse al camino con su malahortiga." (estrofas: 183, 184 y 185)
Este milagro, este hecho maravilloso, da argumento nuevamente, ahora en gallego, a la cantiga n° 26 del rey Alfonso X el Sabio que tiene como protagonistas a Santa María y al romero jacobeo (Mettemann, 1981).
Vemos varias veces la misma historia del peregrino y contada en diferentes lenguas, pero en éste último caso la historia, además, es cantada -y miniada, como veremos más adelante-, puesto que los versos alfonsíes no tienen sólo una métrica, unas rimas y una retórica determinada, sino que se expresan mediante una melodía concreta y compuesta al efecto (Anglés, 1943; Pla, 2001). Aquí aparece, como una "capa" más del hojaldre, un nuevo aspecto en este complejo entramado de valores patrimoniales: la música. Mas no es una música con autonomía respecto a otro tipo de lenguaje -con ser una melodía muy bella- sino que forma parte intrínseca de la palabra hecha arte, es parte del significante de las palabras. Estamos, pues, ante la palabra cantada que va a constituirse en una especie de banda sonora que acompaña la contemplación del paisaje, natural y cultural del Camino, y los sentimientos devocionales de los peregrinos y romeros.
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SEMIOTIC ASPECTS ON THE VALUATION AND INTERPRETATION OF THE CAMINO DE SANTIAGO
ANTONIO ALVAREZ TEJEDOR
Universidad de Burgos
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