La tarde anterior invité a mi amiga Celia a una fiesta de pijamas a mi casa para celebrar mi cumpleaños, luego nos fuimos a dormir.
Me desperté al oír un golpe y fui a preguntarle a Celia si lo había oído, pero Celia no me respondió; no estaba, pensé que podría haber ido a beber agua, así que decidí bajar a acompañarla. Bajé las escaleras para poder llegar al primer piso, no encontré a Celia, pero sí encontré a mi madre y le pregunté por Celia, a lo que ella contestó que hoy no ha venido nadie a casa.
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