jueves, 1 de agosto de 2013

La situación lingüística de España

Lengua y Literatura [Lengua]                                                       Prof. Sergio González
 
 
 
SITUACIÓN LINGÜÍSTICA DE ESPAÑA
 

Situación lingüística de España. Lengua y dialecto

 

                España es un país plurilingüe. Sólo en la Península se emplean actualmente cuatro lenguas y varios dialectos, situación explicable únicamente a la luz de la historia.

 

                Ante este hecho cabe preguntarse: ¿Cómo nace una lengua? ¿Cómo se origina un dialecto? Remontándonos muy lejos en la historia, parece ser que por Europa se difundió una lengua común procedente de Asia, el indoeuropeo, de la que derivó, entre otras, el latín, que a su vez dio lugar a las lengua románicas el las distintas provincias del Imperio Romano: el francés (Galia), el italiano (Italia), el portugués, el castellano, el catalán y el gallego (Hispania), el sardo y el rumano.

 

                Se puede afirmar que, en general, toda lengua tiene su origen en otra anterior, de la que empieza siendo una variedad tópica llamada dialecto. ¿Qué condiciones se tienen que dar para que un dialecto llegue a convertirse en lengua? Algunas de las más decisivas son éstas:

 

        -      Suficiente independencia gramatical que la diferencie de su lengua de                               origen.

        -  Elevado grado de fijación.

        -  Cierta producción literaria.

        -  Importante número de hablantes.

 

                Desde este enfoque genético, se deduce que toda lengua - dialecto de una anterior y lengua madre de otros dialectos - sufre un proceso de evolución y pasa por varias etapas:

 

         -  diferenciación lenta y progresiva, tanto fonética como léxica, de su lengua de origen.

         -  consolidación estable como sistema lingüístico autónomo.

         -  relación con otras lenguas de las que toma o a las que presta léxico.

         -  aparición progresiva dentro de ella de variedades diversas, que dan lugar a dialectos.

         - y, según la potencia de éstos, posible desaparición de la lengua madre.

 

A partir de estos conceptos de lengua y dilecto vamos a estudiar la situación lingüística de España diacrónicamente -en su evolución histórica- y sincrónicamente, es decir, en su situación actual.

 Formación de la lengua peninsulares

 

Etapa prerromana

  En épocas antiguas habitaban en la península Ibérica varios pueblos  de los que no se sabe mucho: iberos (Levante), vascos (norte), tartesos (sur) , celtas (noreste) y colonias costeras de pueblos comerciantes, fenicios y griegos primero y cartagineses más tarde. De todos ellos se tiene noticia por la toponimia o por las inscripciones conservadas. Estas lenguas fueron paulatinamente desapareciendo al imponerse el latín, pero el sustrato prerromano -conjunto de rasgos de las lenguas autóctonas que forman hábitos lingüísticos propios- iba a influir notablemente en el acento peculiar de la lengua usada en las distintas regiones y en las características  fonéticas (entonación y pronunciación típicas). Ya en Roma se empleaba la expresión  <<hablar a la española>> al referirse a la lengua latina usada en la península Ibérica. De este sustrato prerromano proceden ciertos sufijos  como -osco,  -asco, -usco, (de probable origen ligur) o como -arro, -orro, -urro, -berri, -gorri (vasco), y cierto número de términos, como vega, nava, balsa, álamo, cachorro, etc .

 

 

Romanización

 

                La historia de Roma es un largo proceso de integración de todos los pueblos que habitaban en la península Itálica en primer lugar, y los de toda Europa después. Fue su enfrentamiento contra un pueblo africano, el cartaginés, lo que trajo a los romanos a España en el 218 a.C. Y ésta es, pues, la fecha en que dio comienzo la romanización  de la Península, cuya conquista concluyó Roma en el 19 a.C.

 

                La romanización fue un proceso de colonización cultural, en el que la superioridad de Roma determinó la asimilación de costumbres, de formas de vida y de instituciones político-sociales romanas por parte de los pueblos sometidos. Duró hasta el siglo V, en que se consumó la desintegración del Imperio por la invasión de los bárbaros.

 

                La península Ibérica, que, como hemos visto, era un conglomerado de pueblos y lenguas indígenas, se iba a transformar en Hispania al asimilar sus moradores elementos culturales romanos: legislación jurídica perfectamente estructurada (Derecho Romano) , procedimientos técnicos y artísticos superiores (anfiteatros, acueductos, arquitectura, etc), formas de producción económica y, ante todo, la lengua, el latín. La disgregación lingüística de la Península favoreció la adopción de la lengua latina, que se convirtió en un elemento de unificación y posibilitó el entendimiento con la metrópoli.

 

                Dado su origen latino, para la buena comprensión de la génesis de las lenguas hispánicas hay que tener en cuenta que:

 

                - la modalidad del latín que llegó a España fue una lengua oral y popular                llamada latín vulgar, bastante diferente del latín culto escrito.

                - los agentes de la romanización fueron, junto al ejército, mercaderes, emigrantes y funcionarios de la administración, es decir, grupos no pertenecientes a los estamentos romanos lingüísticamente más cultos.

- la implantación tanto de la lengua como de la cultura romanas no se

  llevó a cabo en todo el territorio peninsular por igual ni al mismo

             tiempo, lo que hizo del latín vulgar una lengua poco uniforme y proclive

             a la diferenciación.

 

 

Hacia las lenguas romances

 

                Las lenguas romances son el resultado de la distinta evolución seguida por el latín en cada uno de los territorios tras la caída del Imperio Romano. ¿Cuál fue la evolución seguida por el latín en nuestra península?

 

ETAPA VISIGODA

 

                Los visigodos, el pueblo germánico que se asentó en la Península, estaba ya bastante romanizado a su llegada, lo que facilitó su fusión con os pueblos hispano-romanos de la Península y su paulatina hispanización. Su influencia fundamental fue aislar la Península del resto del Imperio en el momento en que se formaban las lenguas romances peninsulares.

 

                De esta etapa quedan en el castellano abundantes topónimos:  Aldegode (aldea del godo), Vilagude, etc.; numerosos antropónimos: Álvaro, Alfonso, Elvira, Ramiro; y un repertorio léxico referente sobre todo a la guerra y a las costumbres: espía, espuela, parra, rueca, adrede, yelmo…

 

ETAPA ÁRABE

 

                Mayor importancia para el desarrollo de las lenguas peninsulares tuvo la invasión árabe, porque actuó como precipitador del proceso de diferenciación del latín vulgar hacia las diversas modalidades dialectales.

 

                Desde el 711, y durante más de seis siglos, el pueblo musulmán ejerció la hegemonía política en la Península, a la que trajo una nueva cultura que comprendía saberes muy avanzados tanto en el campo artístico y en el agrícola como en el de la técnica y la ciencia. Sin duda a ello se debe el enriquecimiento léxico que aportaron los árabes en todos estos terrenos (más de 4.000 vocablos): albañil, azotea, acequia, noria, alguacil, almacén, aduana… (Obsérvese la fusión del artículo árabe al en muchos de estos términos:) En toponimia aparecen muchos compuestos de palabras árabes, tales como: guad (<<río>>), ben (<<hijo>>), calat (<<castillo>>): Guadalén, Benidorm, Calatayud. La lengua castellana se enriqueció también con abundantes expresiones e interjecciones:  hala, ojalá, fulano, mengano, de balde,…

               

¿Por qué la invasión musulmana precipitó la evolución de las diferencias en el uso del romance? Incapaces de hacer frente a los moros, los hispanogodos retrocedieron y se refugiaron en las zonas montañosas del norte de la Península, de difícil comunicación incluso entre ellas  (Montes Cántabros, Pirineos). En cada uno de esos reductos cristianos se fue diferenciando paulatinamente una modalidad distinta de romance.

 

                Por otro lado, una buena parte de la población cristiana optó por permanecer en los territorios ocupados por los árabes, que respetaron su lengua, religión y costumbres. Este dialecto, el mozárabe , se vio fuertemente constreñido por el entorno árabe, que le impedía el intercambio con la lengua romance de los cristianos del norte. Definitivamente desapareció cuando la Reconquista fue ganando terreno y se fueron imponiendo los dialectos del norte. Era muy arcaico y conservador y en él pervivían vocablos como baiga (vega), tauro (toro)… El mozárabe se ha llegado a conocer casualmente a  través de unas cancioncillas amorosas –las jarchas- insertas en poemas hebreos o árabes, las muwasaha:"¿Qué faré yo o que será de mibi / Habibi / non te tolgas de mibi", dice una de las jarchas conservadas.

 

 

Distintos romances peninsulares
    Los focos de resistencia cristiana dieron origen a distintos reinos cuyo objetivo primordial era la reconquista de España. Cada uno de ellos dio lugar a una modalidad diferente de romance. De occidente a oriente se distribuyeron así en la Península:

 

  • Galicia. En esa región se formó un conjunto de condados asentados junto a la costa atlántica y alrededor de Santiago, y sometidos al reino astur-leonés. El dialecto gallego tenía fuerte sustrato celta y al extenderse hacia el sur dio lugar al portugués, así llamado desde el siglo XI, cuando Portugal se independizó de León.

 

  • Reino astur-leonés. Se constituyó en torno a la monarquía que se sentía heredera de la visigótica. Su lengua tendió por tanto al conservadurismo y fue reacia a la innovación.

 

  • Castilla. Era en su origen una pequeña comarca fortificada, sede de condados dependientes del reino de León y logró su unidad e independencia con Fernán González en el siglo X. El castellano fue un pueblo con personalidad luchadora, y su lengua romance aportaba rasgos innovadores e incluso revolucionarios.

 

  • Navarra y Aragón. La lengua romance de este reino, que se escindió en dos, abundaba en rasgos conservadores al estilo del leonés, pero más tosco.

 

 

  • Cataluña. Zona de condados dependientes en un principio del sur de Francia, se independizó en el siglo XI y su fuerza expansiva llevó la lengua catalana hacia el sur hasta Levante. El catalán es una lengua de rasgos conservadores e influencia provenzal.

 

Un complejo sistema de dialectos que en su diversa evolución por razones políticas y de otro género fue cristalizando en tres dialectos que se convirtieron en lenguas (catalán, gallego y castellano); dos dialectos de base latina muy influidos por el castellano (leonés y aragonés); y un dialecto perdido: mozárabe. A este panorama hay que añadir una lengua prerromana superviviente no exenta de influencias latinas y castellanas: el vasco.

 

LENGUAS Y DIALECTOS DE ESPAÑA

 

        De las cuatro lenguas que se hablan actualmente en España vamos a comenzar el estudio por la más antigua y la única que no procede del latín.

 

  1. Una lengua prerromana: el vasco o euskera

 

        Esta lengua no es de la familia indoeuropea. Son numerosas las teorías que han pretendido explicar su origen y la razón de sus firmes raíces, que lo mantienen vivo a despecho de tantos avatares históricos. La teoría que hacía remontar esta lengua hasta la ibérica, basada en placas y lápidas escritas en ibero, donde se perciben ciertas similitudes, está hoy bastante en desuso. Otros investigadores consideran, con más fundamento, la posibilidad de que el vasco pertenezca al grupo de lenguas caucásicas (lenguas habladas entre la URSS y Turquía). La emigración de pueblos de estas regiones, doce siglos antes de Cristo, a la cuenca mediterránea explicaría la implantación de vasco en la Península.

 

        Cualquiera que sea su origen, el euskera es una lengua que fue reduciendo su extensión por empuje del latín, primero, y del castellano después. Perdió por ello Burgos, la Rioja y parte de Navarra a juzgar por los topónimos. Pero actualmente está en claro proceso de recuperación, a partir de la protección autonómica que la reconoce como lengua oficial de la Autonomía Vasca junto al castellano.

 

        Actualmente el número de hablantes quizá pueda situarse alrededor del millón de personas, debido a la enseñanza del euskera en las escuelas, la implantación de las ikastolas y su empleo más allá del ámbito familiar en el que se ha desarrollado habitualmente hasta su reconocimiento oficial. Existen varios medios de comunicación que usan como vehículo exclusivo el euskera, como los diarios Deia y Egin, varias emisoras de radio y una cadena de TV (ETB). La literatura vasca, principalmente novela y poesía, está en desarrollo creciente.

 

 

 

 

2. LENGUAS PROCEDENTES DEL LATÍN

 

 2.1. El gallego

 

                La lengua galaico-portuguesa es el resultado de la evolución del latín vulgar en el noroeste peninsular. Los límites del gallego con el leonés resultan confusos y su separación del portugués, que se consumó definitivamente en el siglo XV, no es absoluta, pues conservan rasgos comunes. Alcanzó pronto un gran prestigio literario, sobre todo du poesía: poemas de los Cancioneros, Cantigas a la Virgen de Alfonso X,etc. En el siglo XV se detuvo la producción literaria gallega por razones políticas y aumentó el influjo castellano. El Rexurdimiento de la lengua gallega se produjo en el siglo XIX, gracias a la aparición de grandes poetas que volvieron a convertir el gallego en vehículo literario.

 

                Actualmente se extiende por toda la región gallega, parte occidental de Asturias y algunas zonas de León y Zamora. Cuenta con unos tres millones de hablantes, aunque es difícil precisar el número por estar el bilingüismo muy extendido.

 

                L Autonomía gallega tiene al gallego como lengua cooficial con el castellano. Desde principios del siglo XX el gallego conoce un gran auge de publicaciones periódicas, obras literarias, editoriales, canal de TV y varias emisoras de radio.

 

2.2. El catalán

 

                Es fruto de la evolución del latín vulgar en el noroeste de la península Ibérica. Durante mucho tiempo se supuso que el catalán era una variedad dialectal del provenzal, más concretamente del lemosín. Hoy está demostrado que es una lengua románica derivada directamente del latín. En la primera mitad del siglo XII se hablaba en Cataluña, pero tras la reconquista llevada a cabo por Jaime I llegó al reino de Valencia y a las Islas Baleares.

 

                La literatura en catalán conoció un gran auge en la Edad Media. Las máximas figuras de este periodo son Ramón Llull y el célebre poeta Ausiás March. El catalán goza en nuestros días de un importante auge literario y un elevado número de hablantes, cercano a los ocho millones.

 

                La extensión geográfica del catalán es bastante amplia: Cataluña, los valles de Andorra, una franja de Aragón, Castellón, Islas Baleares y el tan polémico territorio de lo que en otro tiempo fuera el reino de Valencia. Como es sabido de todos, debido a la personalidad histórica del reino de Valencia, a su importante contribución al desarrollo literario del catalán y a la conciencia idiomática del pueblo, favorecida por la Autonomía Valenciana, hay valencianos que piensan que su lengua es independiente del catalán, pero con una procedencia común.

 

                La lengua catalana es actualmente lengua de enseñanza y cuenta con muchos medios de comunicación que la transmiten y dan a conocer en España y fuera de ella, donde se está abriendo paso en los foros internacionales.

 

2.3. El castellano

 

                Surgió de la desintegración de la lengua latina en la antigua Cantabria.

 

                Los historiadores de la lengua no logran aclarar el origen del talante innovador castellano. Se apuntan algunos motivos:

  • Tardía y escasa romanización de esa zona.
  • Enclave geográfico de Castilla en la confluencia de tres demarcaciones romanas sobre una zona de influjo vasco.
  • Rebeldía innata de este pequeño condado que se sacudió no sólo el dominio leonés, sino las soluciones lingüísticas arcaizantes.

 

Es precisamente esa modernidad y el enorme empuje conquistador de los reyes castellanos lo que explica su rápida extensión, primero por la Rioja y el Alto Duero, arrebatando importantes zonas al vascuence y al navarro-aragonés, y posteriormente hacia León. Su expansión fue por tanto, en forma de abanico al principio y más tarde en forma de cuña, según Menéndez Pidal, hacia el centro de la meseta.

 

        Lo que es indudable es que, al convertirse Castilla en principal baluarte de la Reconquista, el castellano se impuso con facilidad en la mayor parte de los territorios ocupados a los musulmanes: Extremadura, Castilla y Andalucía.

 

        Los textos que reflejan el estado lingüístico de los siglos X y XI, incluso los del siglo XII, nos muestran la inseguridad y vacilaciones propias de toda la lengua en desarrollo inicial. Sólo cuando en el siglo XIII fue declarada “lengua de Chancillería” por Alfonso X se puede considerar que estuvo el castellano preparado para ser vehículo literario y científico.

 

        Los siglos XIV y XV son de capital importancia en la consolidación del castellano como lengua literaria. En esa época la lengua se enriqueció con palabras y formas procedentes tanto del latín (Humanismo), como el italiano y el francés.

 

        En el siglo XVI  el castellano no sólo era la lengua oficial de España, sino que también se imponía en Europa y se abría al mundo más lejano merced a los grandes descubrimientos de ultramar.

 

        Entre el siglo XVI y el XVII se consumó el cambio fonológico sustancial de la lengua castellana.

 

        El siglo XVIII fue más importante por su contribución a la fijación de la lengua que por sus logros literarios. Fue en ese siglo cuando se fundó la Real Academia de la Lengua, que nació para unificar y depurar el idioma.

 

        A lo largo de los siglos XIX y XX el castellano ha ido ganando prestigio y aumentando su caudal literario, uno de los más ricos del mundo.

 

VARIEDADES DIALECTALES EN EL CASTELLANO DE LA PENÍNSULA

 

        Vamos a considerar aquí sólo el andaluz, dejando el murciano, el extremeño y el canario como dialectos-lenguas de tránsito, por tener otras influencias. Los límites geográficos del dialecto andaluz coinciden casi en su totalidad con la región de Andalucia.

 

        Los rasgos más característicos del dialecto andaluz son:

·         Seseo. Es propio del área occidental. Se considera hoy día correcto por el influjo socio-histórico de Sevilla.

·         Ceceo. Se da en zonas de Málaga, Granada y Almería. Es considerado pronunciación vulgar.

·         Yeísmo.

·         Aspiración o casi desaparición de s en posición final.

·         Aspiración de h inicial.

·         En el vocabulario andaluz se observan abundantes arcaísmos, gran influjo del caló o gitano y un mayor influjo aún del árabe.

 

Literariamente el dialecto andaluz se ha usado en muchas obras, entre las que destacan los sainetes de los hermanos Álvarez Quintero.

 

 

  1. DIALECTOS HISTÓRICOS DE LA PENÍNSULA

 

Son los dialectos originarios del latín que no consiguieron evolucionar ni definirse frente al castellano. Algunos los consideran dialectos del castellano por la enorme influencia que éste ha ejercido sobre ellos.

 

3.1     ARAGONÉS

 

Antiguamente se hablaba en todo el reino de Aragón. Mantiene algunos rasgos comunes con las hablas castellanas peninsulares, especialmente con el leonés.

 

3.2     ASTUR-LEONÉS

 

Se habla en Asturias, en el centro y el oeste de Santander, en el norte y

El oeste de León, y en el oeste de Zamora y Salamanca. Es un dialecto arcaizante y tiene numerosos préstamos e influencias de los dialectos gallegos orientales.

 

                El bable, variedad dialectal del astur-leonés, es el dialecto más desarrollado y el que cuenta con mayor número de hablantes. Sus diferencias con el castellano son tan claras que muchos hablan de una lengua aparte. A partir de la creación de la Autonomía, un importante sector de la sociedad asturiana demanda que el bable sea elevado a categoría de lengua cooficial en el Principado.

  1. Hablas de tránsito        

 

Se denominan así ciertas modalidades lingüísticas que no se consideran propiamente dialectos, sino que participan de los rasgos de varios dialectos próximos y tienen una base castellana.

 

Son los siguientes:

 

4.1     El extremeño.

 

4.2     El murciano.

 

4.3     El canario.

 

 

EL BILINGÜÍSMO EN ESPAÑA

 

                El bilingüismo consiste en la coexistencia en una misma comunidad de dos o más lenguas en igualdad de condiciones. Esta circunstancia es puramente teórica, pues es muy difícil que se dé algún ejemplo real de bilingüismo. Lo más frecuente es que no exista esa equivalencia absoluta en todas las situaciones. Se produce entonces la diglosia: en una situación de contacto de varias lenguas se hace una distinción de uso o de prestigio entre ellas, debido a factores políticos, sociológicos, etc.

 

                En España existen varias comunidades lingüísticas que a partir de determinadas épocas han vivido en una situación de diglosia más o menos pronunciada según las zonas y el momento. Desde 1978 la Constitución sanciona la mejora de esta situación al establecer como oficial en esas comunidades, además del castellano, su propia lengua. Ello permite no sólo que se enseñe y se use la lengua materna en las escuelas y demás centros educativos, sino también que se pueda utilizar en instituciones y actos oficiales. De esta manera se evita que la lengua se transmita sólo en un ambiente familiar y se favorece su uso en todos los registros lingüísticos.

 

                El contacto entre diversas lenguas dentro de una misma comunidad causa siempre problemas de muy diversa índole. Es muy difícil llegar a la situación ideal del bilingüismo tal y como lo habíamos definido en un principio, pero es posible establecer una buena base bilingüe desde la infancia, es decir, un conocimiento amplio y profundo de las diversas lenguas para poder usarlas correctamente.

 

               

 

 

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